Son muchos los factores que juegan a nuestro favor a la hora de hacer de Mallorca un destino de referencia internacional en bodas de lujo para novios de todo el mundo. Y no es fácil reunir todos los atributos que hacen falta para conseguir algo así. Se entremezclan la historia de un turismo ilustrado y sus orígenes románticos y aristocráticos más minoritarios con toda una necesaria red de infraestructuras y servicios premium a los que se llega después de haberse desarrollado como uno de los destinos más importantes del turismo español y por tanto internacional.

Mallorca es, y ha sido a lo largo de la historia, uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo, por la belleza de sus paisajes, sus tesoros naturales, el suave clima mediterráneo, una tradición cultural muy arraigada y su espectacular infraestructura turística y de oferta complementaria.

Antes del boom turístico algunos de estos factores atrajeron ya en el siglo XIX a eruditos y curiosos con inquietudes a la hora de decidir visitar la isla. Hoy en día en plenos siglo XXI, la capacidad de adaptación a las exigencias del mercado, así como la búsqueda de nuevos horizontes han permitido que Mallorca continúe siendo el destino de millones de personas a lo largo del año.

Los primeros visitantes a la isla ya dejaron constancia en numerosas obras de las maravillas que guardaba, joyas arquitectónicas como la catedral gótica del siglo XIII, el Castillo de Bellver y su imponente ubicación, la Cartuja de Valldemossa, las antiguas casas de la nobleza y burguesía o las explotaciones agrarias o “possessions” de arquitectura sobria y monumental.

Además de la acción humana sobre el paisaje, el paisaje en sí mismo también atraía a muchos visitantes. La llegada de estos pioneros curiosos y visitantes provocó la aparición de un elemento fundamental para cualquier destino turístico: los hoteles. Las primeras construcciones hoteleras se caracterizan por su elegancia, comodidad y por estar situadas en lugares de ensueño. El Hotel Formentor, el Hotel Miramar en el Puerto de Pollensa, el Maricel en la costa de C´as Catalá, o el Gran Hotel en el centro de la ciudad de Palma son algunos ejemplos de este modelo turístico inicial. En estos hoteles se hospedaron algunos de los personajes del momento, por citar algunos, actores como Errol Flynn o Ava Gardner, pintores como Santiago Rusiñol, escritores como Agatha Christie, además de numerosas familias reales europeas que se dejaron ver por la isla.

A partir de los años 60 se produce el boom turístico del sol y playa, que provocó la llegada masiva de turistas. Se multiplicaron los hoteles y se delimitaron las áreas de destinos: la ciudad de Palma, la costa de Calviá, Alcúdia, Llucmajor…

Desde los años 90 la situación ha cambiado considerablemente con la explosión de nuevos destinos turísticos en el Mediterráneo oriental o en el Caribe y por tanto el aumento de la competencia, lo que nos lleva a la necesidad de readaptar el modelo turístico existente y crear nuevos modos de crecimiento más sostenibles.

Así antiguas explotaciones agrarias se convierten en pequeños hoteles rurales, que combinan la comodidad con su carácter original y atraen a visitantes durante todo el año y no sólo en verano. Muchas de estas casas rurales o “possessions” se han transformado en centros destinados a la de celebración de eventos de todo tipo aprovechando su privilegiada ubicación, donde las bodas de lujo son una parte fundamental en su agenda. De alguna forma la vuelta a los orígenes y la identidad de Mallorca se encuentra representados mejor que nunca con la recuperación de estas grandes casas que ahora ofrecen el lujo y la sobriedad mediterránea que los novios más exclusivos buscan para celebrar sus enlaces.

Además, se ha ampliado la oferta de calidad en establecimientos hoteleros urbanos, que permiten al visitante conocer la cultura y tradiciones de los habitantes de Palma, junto con una auténtica revolución gastronómica en toda la isla, que ayudan a atraer a un público que busca la exquisitez. Han nacido numerosas empresas destinadas al aprovechamiento de los recursos de la isla que ofrecen al visitante diferentes actividades relacionadas con la naturaleza, cultura, gastronomía y tradición, enriqueciendo y sofisticando la oferta. La clave está en la personalización.

Y llegados a este punto, este cuidado por el detalle, en mimar los sentidos de aquellos que buscan una experiencia que marcará sus vidas, pocas veces se ve cumplido con mayor delicadeza que a la hora de celebrar una boda de lujo en Mallorca.

Mallorca tiene hoy en día todo lo necesario para convertirse en el primer destino del Mediterráneo en bodas internacionales, para aquellos novios de todo el mundo que buscan sólo lo mejor para crear un recuerdo imborrable, no sólo para ellos, sino también para todos sus invitados, que se desplazan a la isla para mucho más que un banquete.

En la organización de estas bodas High End la agenda se multiplica en varias jornadas, lo que incluye alojamiento, transporte, organización de diversas actividades, novedades y sorpresas para los novios y sus invitados. Se unen la capacidad organizativa con la creatividad, personalización y cuidado del más mínimo detalle. Y dado el desarrollo y especialización al que hemos llegado en la isla, somos muy capaces de organizar estos acontecimientos que cada año vemos crecer, una excelente muestra de turismo sostenible y de calidad en nuestros días por el que hay que apostar.

Fotografías: Abraham García Photography | Fonteyne & Co | Julie Neiss Photography | Puy Cermeño Fotografía | Tipos Photo & Film