La boda entre Sarah y Justin fue un hermoso encuentro de culturas. Sarah, de Argelia, y Justin, de Corea, aunque residentes en Nueva York, eligieron Mallorca como escenario para su gran día, decididos a honrar sus raíces y compartir sus tradiciones con sus seres queridos.

El fin de semana comenzó con una cena de bienvenida, donde realizaron el ritual coreano de Paebaek, vestidos con trajes tradicionales y lanzando higos y castañas para augurar el número de hijos que tendrán. Luego, la noche continuó con rituales argelinos, incluyendo el simbólico Sebt el Henna: a Sarah le aplicaron henna en la palma de la mano como símbolo de suerte, y a Justin en el índice, en señal de compromiso. La noche estuvo acompañada de dulces argelinos, evocando la calidez de su cultura.

Al día siguiente, la ceremonia formal tuvo lugar en la Finca Son Termes, decorada por la familia de Sarah. Fue oficiada por el hermano de Justin, quien le dio un toque personal al evento. Tras la ceremonia, los invitados disfrutaron de un aperitivo junto a la piscina y una cena en “La Clastra”, donde se ofrecieron tragos de soju, shin ramen y baklawa, como reflejo de la fusión argelino-coreana que definió la boda. Todo ello acompañado de una banda de música y, por supuesto, un DJ para animar la fiesta después de la cena.

Para Sarah y Justin, era esencial que su boda reflejara sus orígenes. Como expresaron, «cada detalle fue un guiño a nuestras familias y culturas». También agradecieron a la gente de Mallorca, afirmando que su amabilidad hizo de este evento multicultural una experiencia verdaderamente mágica.

Todo fue capturado por la fotógrafa Daniela Cursach, quien inmortalizó cada momento de este encuentro cultural único.