No plantearse el viaje a Marrakech después de haber estado dos veces me parece casi incomprensible. Además de porque en “plan práctico” está a menos de dos horas de España, podemos encontrar un sitio en el que tenemos una mezcla de todo. Un caos magnífico de gente, ciudad de bullicio impresionante, comerciantes en cada esquina, retazos de arquitectura árabe y de “no arquitectura” de viviendas y pequeñas construcciones sin criterio. Un mar bañado en rosa que pretende con este color ahuyentar el sol de esta manera.
Marrakech fue un campamento de caravanas de comerciantes que se alimentaban de dátiles y de sus huesos crecieron las inmensas palmeras que se pueden ahora observar.
A pesar de recibir más de dos millones de turistas no ha perdido un ápice de autenticidad y magnetismo. Un encanto sin igual que podemos ver en la medina (que tiene mucha fama de peligrosa porque hay gente que dice que es fácil perderse, cosa con lo que no estoy muy de acuerdo), en el zoco y en la kasbah…
Callejeando por todas partes vemos carpinteros, herreros, parrillas con pinchos morunos, olor a comida, alfombras tenderetes….y las maravillosas especias y aceites por doquier. Tengo que reconocer que a pesar de haber estado en varios destinos de este tipo me sorprendió la mezcla, caos y autenticidad de todo lo que estoy relatando. Podemos encontrar de todo!!!! Particularmente me quedo con objetos de decoración, las babuchas, las especias, el aceite de argán (buenísimo para la piel), el jabón negro, etc…
Es impresionante la vista que tendremos del Atlas ya que esta ciudad está situada entre el Atlas Medio y el desierto del sur del Alto Atlas (hay excursiones estupendas para ver las cascadas. Yo lo tengo pendiente todavía pero es una magnífica opción). La primera visita que todos hacemos es la famosa plaza de Jamaa el Fna, centro neurálgico de la ciudad. Jamaa el-Fna quiere decir «Plaza de la Aniquilación», porque hubo un tiempo en el que aquí se decapitaba a criminales y renegados para después insertar sus cabezas en ganchos expuestos al público.
Hoy en día, todo lo que sucede en esta ciudad comienza y culmina en esta plaza-escenario habitada por personajes de un mundo misterioso que transita entre lo exótico y la pobreza: contadores de cuentos, escritores de cartas para los analfabetos de las montañas, mendigos, encantadores de serpientes, dentistas callejeros, , músicos, vendedores de el “mejor zumo de naranja del mundo”, cocineros con olor a cuscús en la chilaba que gritan «ven, ven» y “mas barato que en el PRYCA” guías pegadizos que repiten sin cesar «turista solo no bueno». Ni caso, hay que ser contundente y negarse.
No hay que ser víctima de los falsos mitos porque Marrakech es una ciudad muy segura.
Sitios para visitar : Mezquita de la Koutoubia del año 1158; Maravilloso lago y pabellón Menara, del S XII, Palacio El Bahía construido por el Visir Sidi Moussa en 1880, etc pero sin duda….andar, andar y andar. El callejeo es fundamental en este viaje. También recomiendo un paseo en coche de caballos (al lado de la plaza se puede encontrar con facilidad y cuesta aproximadamente 20€).
Es un destino maravilloso por lo que respecta a hoteles. Destaco sin duda el RIAD Dar Karma, el hotel Menara y Palais-Rhoul. EL mítico hotel La Mamounia (muy bonito pero con menos encanto).
Igualmente hay que destacar algunos restaurantes : Dar Yacout (impresionante palacio de “Las Mil y una noches”, mágico y precioso), Restaurante Marrachi (en la Plaza) con unas preciosas vistas, Bò-Zin, colonial, con un precioso jardín, de buen gusto y básico y por último L’Abyssin que está dentro del hotel Palais-Rhoul antes mencionado. No tengo palabras, me quedaría corta describiendo algo que me gustó tanto.
Destaco también como plan que me encanta el Beach Club “La Plage Rouge”. Un impresionante espacio de una hectárea con camas balinesas y tumbonas, música estupenda, restaurante, etc. Una maravilla y planazo que no hay que perderse.
En definitiva, RECOMENDABLE con mayúsculas. Mágico y apasionante…..y lo más importante como siempre…. la compañía.