En Sóller, cuando la mayoría de jóvenes habían emigrado a países como Francia o Bélgica para labrarse un futuro mejor, en el valle, allá por 1864, una terrible plaga destruyó los huertos de naranjos dejando sin trabajo a la mayoría de agricultores o marineros que exportaban la fruta. La masiva emigración a los países vecinos hizo que el pueblo se quedara sin hombres con los que casarse.

Aquellos chicos que habían emigrado tenían que formar una familia, y en general, no se fiaban de las mujeres francesas, pues no esperaban ni la fidelidad, ni la abnegación casi heroica por trabajar mucho, dormir poco y ser capaces de simultanear el manejo de la casa y el comercio familiar. Ante tal desesperación, los jóvenes escribían a sus familiares solicitando una mujer del pueblo con quien casarse, formar una familia, y si era posible, montar su propio negocio.

Por aquel entonces, existía en el pueblo un Mosén, más conocido por los vecinos como el Vicario Fiquet, quien al recibir las peticiones de las familias, se ponía en busca de una mujer soltera y dispuesta a casarse cuanto antes. Se dice que el Vicario tenía en un cajón de su escritorio la dirección y los nombres de todas las mozas casaderas que vivían en Sóller. Una vez acordado el casamiento, el futuro marido llegaba al pueblo unos 6 o 7 días antes del enlace, y después de la misa, y la posterior celebración , si se producía, se ponían rumbo a la ciudad francesa donde se llevaría a cabo el casamiento.

La intervención del Vicario Fiquet facilitó el camino del matrimonio para muchísimas parejas y lo más sorprendente era que esos matrimonios, sin que hubiera habido cortejo previo y casi sin conocerse de vista, resultaban todo un éxito, ya que el vicario escogía a los contrayentes lo más parecidos posibles en todos los sentidos.
Durante los cuarenta y seis años que Mosén Pastor fue vicario, intervino en 1671 matrimonios, de los cuales bendijo 1085.

Tras esta curiosa historia, siempre me llamaron la atención las bodas antiguas, saber cómo se casaban, cuál era el protocolo que seguían, a quien invitaban,…así que voy a contaros unas cuantas curiosidades sobre cómo se casaban nuestros antepasados.

Novias de negroNovias de negroNovias de negro

No hace tanto tiempo, en nuestra isla y en muchas partes de España las novias no podían permitirse comprar un vestido blanco para el día del enlace. La economía era muy ajustada, por lo que tener un vestido que podrías ponerte en una sola ocasión no salía rentable. Así que la opción era ir vestidas de negro. Al ir de ese color, se aseguraban tener un traje de domingo para ir a misa o para vestir de luto si fuese necesario. Hoy en día esa tradición, por supuesto, se ha perdido. Las actuales novias tienen mil opciones para escoger como será su vestido; blanco, beige, largo, corto, de seda, de lino, con o sin encajes,…infinitas alternativas, pero gracias a exitosos diseñadores, se recupera la tradición de vestirse de negro el día del enlace, aunque son muy pocas las que se atreven con esa tonalidad.

Las ceremonias se realizaban a las 7 de la mañana cualquier día de la semana, menos los domingos, pues había que ir a misa indiscutiblemente. Lo hacían a esa hora ya que durante la ceremonia debían tomar la eucaristía y esta debía ser en ayunas, así que mejor casarse pronto para poder desayunar después. Una vez casados, y con dos testigos como únicos invitados, se iban a trabajar toda la jornada, pues aunque se hubiesen unido en matrimonio, no podían desatender sus negocios o sus tierras.

¿Os imagináis casaros así? Nosotros nos pasamos un año organizando nuestra boda: la fecha del enlace, las invitaciones, el menú, las flores, el banquete…y resulta que nuestros antepasados se casaban de la noche a la mañana gastándose unas pocas pesetas.

Posteriormente, los enlaces matrimoniales fueron cobrando fuerza, por lo que ya se invitaba a los familiares y amigos más allegados. Después de la misa, y como sustitución del gran banquete al que estamos acostumbrados en la actualidad, se invitaba a los asistentes a la típica chocolatada con ensaimadas y cocas de cuarto en el bar del pueblo. Los más afortunados, contaban con tarta nupcial.

¿Y qué hay del viaje de novios? Muchísimos recién casados no podían pensar en viajar, pues la economía no lo permitía, y los que lo hacían, os aseguro que no pensaban ni en Cancún, ni en la República Dominicana, ni Tailandia, destinos por excelencia en la actualidad. Los afortunados como mucho iban a la ciudad, como mis tíos abuelos, para los que su gran aventura fue poder bajar de Llubí a Palma en carro.

En definitiva, las actuales novias podemos sentirnos princesas por un día, pues está claro que nuestras abuelas o bisabuelas no gozaron de los privilegios de hoy en día.

Las bodas eran muy diferentes en los tiempos en que las novias vestían de negro.

Texto: Anna Noguer / Fotos: Archivo Joan Francesc Rullán

Comentarios

  • Susana Lázaro
    10 febrero, 2024 - 10:39

    Hola Anna,
    Soy Susana y buscando información sobre las novias de luto, he encontrado tu interesante artículo y además este año cumplimos 25 años de casados mi marido y yo y habíamos pensado en ir a Mallorca concretamente a Sóller. Que casualidad.

    • Mónica Isern | Tu Boda en Mallorca
      10 febrero, 2024 - 12:02

      Hola Susana,
      Nos alegra mucho que te haya gustado nuestro artículo. Visitar Sóller siempre es una buena idea. Os va a encantar!
      Muchas gracias por vuestro mensaje y muchas felicidades por vuestros 25 años de casados. Qué sean muchos más!!!

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